Siempre he expresado claras mis ideas políticas y nadie en el mundo es ajeno al problema que sufre Cuba hace tantos años, pero la semana pasada me tocó vivir en carne propia una pizca del día a día cubano.
Empezaré por contarles lo que nos paso en el aeropuerto al llegar a la habana. Como siempre viajamos ligeras de equipaje y con maleta de mano así no tenemos que esperar para salir de los aeropuertos, en realidad lo hacemos por comodidad y por que siempre en la ciudad a la que vamos nos enamoramos de alguna prenda local que regresa a casa con nosotras así que vamos un poco «vacías» de maleta. En fin bajamos del avión riéndonos y haciéndonos bromas entre nosotras y se nos acerca un policía y nos separa de la fila…
Ok…
Primer control: Normal, ¡te puede pasar!
Luego de escanear la maleta y preguntarnos 2 cosas nos dejaron seguir. A los 20 pasos otra policía nos aparta y nos pide volver a meter en los scanner la maleta.
Segundo control pasado… Luego empieza a preguntarnos ¿por qué solo 3 días en Cuba?, ¿a que nos dedicamos? y claro ya empezamos a ver algo raro… nosotras contestando tranquilas pero ya incómodas por que no entendíamos que pasaba.
Tercer control: revisan nuestras maletas de mano y ahora nos pide una oficial ir con ella a un cuarto donde nos separan y una por una nos vuelven a preguntar ¿para que vamos a la habana?, ¿cuanto dinero llevamos? y ahora revisan nuestras maletas con un perro antidrogas, a este punto ya mis risas pasaron a ser susto por que no entendía que teníamos de raro 2 chicas relajadas como nosotras para según ellos merecer tanto escrutinio (me recordó esas bromas de cámara oculta) en el dichoso cuarto nos hacen firmar un consentimiento para hacernos rayos X y me piden entrar a una cámara de pie con los brazos arriba.
Luego entendí: !buscaban droga en nuestros bellos cuerpitos!
En mi cabeza solo cruzaban ideas como: ¿Dios mío tan raro es ver a 2 chicas felices por un aeropuerto?, ¿y si me pasa algo aquí a quien aviso?»
¡ Si no tengo Internet!
En fin, después de todo eso logramos salir del aeropuerto ya curadas de espanto, y al fin a disfrutar de lo bella que es la habana por más lluvia que nos tocó el primer día…
Nos reímos, bailamos, comimos ropa vieja y todo lo del aeropuerto se te olvida paseando por sus calles llenas de historia, o tomando un mojito. Pero sólo uno, que al día siguiente teníamos fotos y hay que trabajar…
Lo del Internet es historia aparte… aun me queda de esas tarjetas que raspas cada media hora para tener wifi y rogando al cielo que llegue la señal
La Habana es preciosa y en cada calle te dan ganas de hacer fotos y bailar incluso bajo la lluvia…