Retroceso, ansiedad, falta de capacitación, educación poco competitiva y depresión. Son solo algunos de los calificativos que podemos darle a este proceso de educación virtual.
No es para tomar a broma el decir que las clases virtuales no han resultado lo esperado, mucho menos que no han cubierto una necesidad. No tenemos docentes preparados para dar cara a la tecnología que requiere el aprendizaje virtual y que podemos esperar si en la actualidad el alumno supera al docente en esa materia tecnológica.
Ante una dificultad técnica el docente afronta la premura de buscar una rápida solución. Existe una demora en promedio de 10 a 15 minutos para corregir el imperfecto, lo que da como consecuencia tiempo perdido de clase, desconcentración, falta de interés y perdida de fluidez en la materia.
Muchas veces el escolar tiene que asumir la responsabilidad de su aprendizaje en un ambiente no adecuado y lleno de distracciones, sumado a esto el no tener contacto con niños de su edad arroja cifras preocupantes.
No es de sorprender tampoco que debido a lo mencionado entre el 30% y 40% de niños en educación primaria están presentando problemas de salud mental debido al aislamiento. Como la depresión y ansiedad a temprana edad.
Ahora si hablamos del nivel como sociedad, recientes estudios revelan que en matemáticas hemos perdido casi 1 año de educación. Ana de Mendoza, la representante de UNICEF menciona que en Perú este método de educación virtual arroja como consecuencia 10 años de retroceso educacional y un creciente aumento del trabajo infantil.
¿Perú estaba preparado?
¡Definitivamente no!
Y no es una sorpresa, nunca existió una capacitación tecnológica y mucho menos construcción metodológica para los docentes, esto de la mano de una casi nula inversión del estado.
El 39% de niños y jóvenes no cuentan con acceso a internet, dando como consecuencia que 240 mil niños abandonaron sus estudios.
La metodología de educación virtual no es una mala opción y en un futuro con el correcto desarrollo y presupuesto será una opción aprovechada, pero ahora solo nos da como resultado, niños con problemas de salud mental y un desarrollo educacional poco competitivo.
Los colegios fueron los primeros en cerrar y hoy deben ser de los primeros en abrir de manera presencial, para ellos se debe garantizar las medidas sanitarias adecuadas.
En un futuro necesitamos profesionales competitivos. Esperamos que el estado ya tenga en agenda el programa psicológico y social de los cientos de niños afectados por esta pandemia en su retorno a clases.